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Este chico fue muy afortunado de ser elegido por la Domina Rei para acompañarla a la Casa de Sinn. Entre todos sus bienes, fue él quien fue considerado digno, no por su obediencia, ni su devoción, sino por su capacidad para soportar el dolor. Hoy, Ella desea nada menos que sus lágrimas.<\/span><\/p> Atado e indefenso, su forma temblorosa es un lienzo para el arte sadista de Ella. El fuerte crujido del látigo de cola única llena la cámara, cada latigazo mordiendo en su carne y provocando jadeos de angustia en sus labios. Su precisión es implacable, y sin embargo, él se atreve a flaquear. Su incapacidad para permanecer quieto le gana bofetadas ardientes que le recuerdan el control absoluto de Ella.<\/span><\/p> Pero el látigo es solo el comienzo. La Domina Rei se detiene, no por misericordia, sino para saborear su sufrimiento y seleccionar su próximo método de tortura. Ella no tiene interés en sus gritos solos; lo que busca es la evidencia irrefutable de su sumisión, las lágrimas que mancharán su rostro y afirmarán su papel como su juguete. Su sufrimiento terminará solo cuando su satisfacción esté completa.<\/span><\/p>"